lunes, 13 de abril de 2020

Un ascenso a 1826 kilómetros de distancia

Hoy se cumple un año del ascenso a División de Honor del CD Villanueva

Jesús S. Tudela - El 13 de abril de 2019 será una fecha inolvidable en la historia deportiva del CD Villanueva. Ese día, sábado previo a Semana Santa, se consumó su ascenso a División de Honor como campeón de Primera Andaluza. Ocurrió tras la victoria del CD Quesada (2-1) en La Magdalena ante el CD Vilches, que perseguía a los villanovenses en esa pugna por el título. 


Hoy se cumple un año de ese día mágico. Un ascenso de categoría que fue, como no podía ser de otra manera, celebrado por todo lo alto por la plantilla, cuerpo técnico, directiva y afición ese sábado y en fecha siguientes hasta la entrega del trofeo en la última jornada de liga disputada en el San Blas ante el CD Úbeda Viva. 

Un hito enormemente festejado incluso en...Tenerife. Volando desde el Aeropuerto de Valencia hasta Tenerife Sur nos pilló aquel encuentro entre Quesada y Vilches a un servidor y a un grupo de amigos muy ligados al CD Villanueva. En la expedición: Tigre, capitán del equipo y alrededor de 250 partidos con el club; Benji, delantero con 8 temporadas en el club;  Jaime, secretario de la Junta Directiva y ex jugador; Arce, ex entrenador y ex directivo durante varios años; Emilio, ex directivo y ex delegado del club durante varias campañas; y junto a ellos Cipri, Óscar, Jesús Granero y Juampe, todos ellos o canteranos del club o socios. Y un servidor, vocal de la Junta Directiva y ex jugador. El motivo del viaje: visitar a Seba López, otro ex jugador de la primera plantilla del CD Villanueva que por su desempeño profesional se encontraba en la isla tinerfeña. Entre todos ellos, reuníamos alrededor de 700 partidos defendiendo los colores del CD Villanueva. Así que ese exitazo nos tocaba de lleno. 

Lo cierto es el ascenso pudo llegar un día antes. El CD Villanueva dependía de sí mismo para proclamarse campeón en esa jornada 32 prevista para el Domingo de Ramos. Le bastaba sumar los 3 puntos ante el Arroyo CF. Al igual que otros clubes, con las procesiones en la agenda dominical, se adelantó el partido. Se fijó para el viernes por la noche. Ante la posibilidad de cantar el alirón estaba todo preparado. La afición respondió y hubo una entrada acorde con la importancia del partido. El partido se desarrolló con muchos nervios por lo que había en juego. El Arroyo también necesitaba sumar para certificar su permanencia y no fue un rival sencillo. La mejor ocasión fue una falta magistralmente botada por Pirri que repelió el poste. Se intentó una y otra vez pero el marcador no se movió del 0 - 0 inicial. 

Ese punto acercaba al CD Villanueva al ascenso pero todavía no de manera matemática. Con ese regusto un poco amargo nos embarcamos en nuestro viaje a la mañana siguiente. Desde que surgió la idea, a principios de enero con toda la segunda vuelta por delante, ya avisé que nos coincidía con la antepenúltima jornada de liga. Habíamos sido campeones de invierno así que no era una locura pensar en el ascenso. No me equivocaba. Hubo algún amago de quedarse en tierra pero al final nadie falló. Sin acceso a Internet durante el vuelo, ignoramos todo lo que estaba pasando en La Magdalena. No estábamos al tanto ni del 1 - 0 que marcó Francis JP en el 24', ni del segundo gol del delantero quesadeño, ni de las expulsiones sufridas por el Vilches y tampoco del tanto de José Ruso que metió a los vilcheños en el choque hasta el final. Solo cuando aterrizamos en Tenerife Sur nos llegó una catarata de mensajes con el pitido final en Quesada. ¡Éramos equipo de División de Honor!


Todavía dentro del avión llegaron los primeros gritos, los primeros abrazos. Todo el grupo que viajábamos no nos reencontramos hasta que recogimos las maletas y ya comenzaron a ondear las bufandas y banderas. Recuerdo que la primera llamada fue a Carriquí, igual que tantas otras veces semanas atrás. Pero esta vez era la llamada de la felicitación y de la alegría compartida. Insisto, ¡éramos campeones y equipo de División de Honor!


Todavía de camino a los apartamentos siguió nuestra celebración, mientras se nos acumulaban las videollamadas, hoy tan de actualidad, de nuestros compañeros de directiva y de la plantilla llegando ya al San Blas. Bengalas, petardos de todo tipo y alguna que otra botella de champagne. No era para menos. Más de 31 años después, el CD Villanueva iba a jugar en categoría autonómica.

El paso de las horas nos dejó imágenes que nunca se olvidarán. La rotonda de la farola tomada por nuestro equipo y afición, la caravana por las calles del pueblo, los bailes, el desenfreno...mientras a 1826 kilómetros de distancia del epicentro de la celebración de 11 amigos (junto a nuestras dos inseparables Sara e Irene que nos aguantaron estoicamente) brindaban en la Playa de las Américas por un ascenso inolvidable. 


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