martes, 18 de agosto de 2015

Los cinco supervivientes del empate de 2011

  • El CD Villanueva arrancó un punto al Linares Deportivo en el San Blas en la 2010/11
  • Pollo, Sergy, Manu Rivas, Tigre y Siles, que estuvieron en el once, únicos que continúan

En la temporada 2010/2011, el CD Villanueva y el Linares Deportivo compartieron categoría en la Regional Preferente. Sin embargo, sus trayectorias fueron totalmente opuestas a lo largo de esa campaña. El conjunto azulillo, en su segundo año de vida, siguió su camino fulgurante hacia Primera Andaluza, mientras que el cuadro villanovense, envuelto en cambios de directiva, cuerpo técnico y jugadores, languideció a base de derrotas en una tortura semanal que desembocó en un descenso anunciado.
A pesar de esa situación límite, el CD Villanueva vivió frente al Linares Deportivo una de las pocas satisfacciones de ese año de calvario. Sin lugar a dudas, la mayor alegría tuvo lugar el 20 de febrero en la 23ª jornada liguera. Aquel día, el Linares Deportivo visitó el Municipal de San Blas como líder de la tabla con 51 puntos. Mientras, el CD Villanueva, desde la lejanía del farolillo rojo con apenas 5 puntos. Esa distancia no fue óbice para que el plantel dirigido por Juani le arrancara un empate a dos que supo a gloria en el bando villanovense y tuvo sus consecuencias para los mineros.

Cuatro años y medio más tarde, de los quince jugadores que jugaron en aquella fecha (entre ellos siete juveniles), sólo cinco, que además salieron en el once titular villanovense, continúan en la plantilla: Pollo, Siles, Tigre, Sergy y Manu Rivas. Es cierto que Benji o Seba López también formaron parte del aquel equipo pero en aquella jornada no estuvieron disponibles. Cinco supervivientes, por tanto, que fueron artífices de una hombrada. Sacaron su amor propio para plantar al todopoderoso azulillo.
Pollo y Tigre, los más veteranos, son los que menos imágenes han grabado en su memoria. El central hace hincapié en que “fue un partido de mucho penar con cinco defensas y no parar de correr. Me acuerdo que Simarro (entrenador del Linares Deportivo) nos regañó porque decía que nos estábamos dejando la vida en un partido que no valía nada para nosotros y para ellos era importantísimo”. Algo de parte de razón llevaba el míster linarense cuando apenas tres días después del empate ante el colista, y pese a sus buenos números y el ascenso de Provincial a Preferente, su junta directiva le destituyó. Por su parte, Tigre rememora que “era el partido más esperado de toda la liga y estuvimos mentalizados. Nadie esperaba la hazaña, ni nosotros mismos, pero fue un partido feo donde no hubo mucho juego. Solo sé que todos queríamos ganar el partido y que nos dejamos el alma. Ellos no esperaban ni el ambiente ni el coraje de los once”.

En su primer año de juvenil, Siles tuvo el premio de jugar de central en la línea de tres centrales. No fue el más joven, porque Jaime, cadete de segundo año, gozó de ese hito.  Para él, quedan “momentos de alegría y trabajo bien hecho que después de una temporada nefasta hizo que no se terminara tan mal. El San Blas no esperaba que consiguiéramos nada por todo lo ocurrido durante el año pero esa tarde disfrutaron y se fueron contentos a casa. Personalmente, el partido sólo me trae recuerdo bonitos que al pasar los años nunca olvidas”. Esa comunión entre equipo y afición, que a veces tanto se echa en falta, resurgió para combatir la superioridad azulilla. Siles se sincera entre risas: ”Yo creo que fue casi el único partido que terminamos alegres y sin que nos metieran una goleada. Todo el mundo saltando, la directiva dentro del vestuario mojándonos, cantando…Fue espectacular”.

Sergi, juvenil aunque de tercer año, también fue de la partida. En su retina ha quedado marcado como, “pese a los malos resultados, muchos aficionados se animaron a subir a animar durante el partido, y a ver a un equipo histórico en nuestro San Blas. Creo que fue una de las mejores tardes en cuanto a motivación desde la grada. Y obviamente ese apoyo hizo que el déficit en cuanto a ambos equipos se equiparase”. Jugó los noventa minutos y es el que más frescas tienes las sensaciones de aquella cita. “Del partido recuerdo el homenaje a Carles por su difunto padre, y por supuesto también la cantidad de linarenses desplazados hasta nuestro pueblo. El Linares salió con prácticamente todo su arsenal. Al principio intentamos tener las líneas muy juntas y salir a la contra. Gracias a mucho esfuerzo físico, prácticamente en la primera que tuvimos Manu la enchufó. Justo antes del descanso, Fran Carles nos empató. En la segunda parte, realizamos un increíble derroche físico y defensivo, nos volvimos a poner por delante en una contra de Manu y Juan Rus, pero se volcaron arriba y muy al final en un rechace de nuestro portero nos empataron”.
Al igual que Pollo, Sergy resalta como “los jugadores del Linares flipaban por lo que estábamos dejándonos en el campo...Entre ellos lo comentaban...y luego los cánticos en el vestuario ‘ale Villanueva ale ale’…Creo que pese al descenso y el mal año, aquella tarde del San Blas dio las fuerzas y el empujón para continuar al año siguiente en regional”.

Uno de los que más se emociona es el último en contarnos su experiencia, Manu Rivas. El joven delantero, juvenil de tercer año en aquel momento, fue la revelación. Con su clase y su olfato, aportó goles en una campaña más que complicada. Aquel día fue capitán y goleador. “En el calentamiento me ocurrió una anécdota. Yo era el capitán…por capricho de Juani. Estaba muy nervioso y le dije a Angua que menuda responsabilidad tenía llevando el brazalete ante el Linares y encontrarme enfrente a Chico. No me lo creía. Angua, en plan de cachondeo, me dijo: “Si no te sientes preparado hablamos con Juani”. Mi respuesta fue que eso era como un sueño y que lo íbamos a partir”. La verdad es que parte de ese sueño dibujado en la cabeza de Manu Rivas se trazó a la perfección en la realidad. El delantero, al cuarto de hora, puso el 1 – 0 con un gol marca de la casa. De disparo cruzado, imposible para Troncho. “Cuando metí ese gol medio tempranero y de aquella forma…estalló el campo…recuerdo que me arrodillé con los brazos abiertos pensando…esto no puede ser…la afición estaba muy ilusionada con obrar el milagro y ese tanto nos dio alas”.


Unas alas que mantuvieron el vuelo villanovense durante los 90 minutos. Se rozó el doblegar al líder, pero el empuje del Linares Deportivo y un gol de pillo de Ángel lo impidieron. Sin embargo, poco importó. El empate se celebró como una victoria y la huella que dejó en los villanovenses fue profunda. Buques insignias del actual Linares Deportivo, ya en Segunda B, como Chico, Fran Carles o Corpas (Javi Quesada no jugó), también pisaron el césped del San Blas en ese empate. El segundo de Simarro por entonces, Torres, heredó el cargo tras lo acontecido en Villanueva y ha sido el capitán del barco azulillo hasta su actual estatus en la categoría de bronce. Ellos también son supervivientes de los ecos de un 20 de febrero que aún resuenan en la vieja tribuna del San Blas. Una grada que añora tiempos mejores y que recibirá con sus mejores galas el regreso a Villanueva del Arzobispo de un grande, que un día dobló la rodilla en su estadio. 

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