- El CD Villanueva arrancó un
punto al Linares Deportivo en el San Blas en la 2010/11
- Pollo, Sergy, Manu Rivas, Tigre
y Siles, que estuvieron en el once, únicos que continúan
En la temporada 2010/2011, el CD
Villanueva y el Linares Deportivo compartieron categoría en la Regional
Preferente. Sin embargo, sus trayectorias fueron totalmente opuestas a lo largo
de esa campaña. El conjunto azulillo, en su segundo año de vida, siguió su
camino fulgurante hacia Primera Andaluza, mientras que el cuadro villanovense,
envuelto en cambios de directiva, cuerpo técnico y jugadores, languideció a
base de derrotas en una tortura semanal que desembocó en un descenso anunciado.
A pesar de esa situación límite, el
CD Villanueva vivió frente al Linares Deportivo una de las pocas satisfacciones
de ese año de calvario. Sin lugar a dudas, la mayor alegría tuvo lugar el 20 de
febrero en la 23ª jornada liguera. Aquel día, el Linares Deportivo visitó el Municipal
de San Blas como líder de la tabla con 51 puntos. Mientras, el CD Villanueva,
desde la lejanía del farolillo rojo con apenas 5 puntos. Esa distancia no fue
óbice para que el plantel dirigido por Juani le arrancara un empate a dos que
supo a gloria en el bando villanovense y tuvo sus consecuencias para los
mineros.
Cuatro años y medio más tarde, de los quince jugadores que jugaron en aquella fecha (entre ellos siete juveniles), sólo cinco, que además salieron en el once
titular villanovense, continúan en la plantilla: Pollo,
Siles, Tigre, Sergy y Manu Rivas. Es cierto que Benji o Seba López también
formaron parte del aquel equipo pero en aquella jornada no estuvieron
disponibles. Cinco supervivientes, por tanto, que fueron artífices de una
hombrada. Sacaron su amor propio para plantar al todopoderoso azulillo.
Pollo y Tigre, los más veteranos,
son los que menos imágenes han grabado en su memoria. El central hace hincapié
en que “fue un partido de mucho penar con cinco defensas y no parar de correr.
Me acuerdo que Simarro (entrenador del Linares Deportivo) nos regañó porque
decía que nos estábamos dejando la vida en un partido que no valía nada para
nosotros y para ellos era importantísimo”. Algo de parte de razón llevaba el
míster linarense cuando apenas tres días después del empate ante el colista, y
pese a sus buenos números y el ascenso de Provincial a Preferente, su junta
directiva le destituyó. Por su parte, Tigre rememora que “era el partido más
esperado de toda la liga y estuvimos mentalizados. Nadie esperaba la hazaña, ni
nosotros mismos, pero fue un partido feo donde no hubo mucho juego. Solo sé que
todos queríamos ganar el partido y que nos dejamos el alma. Ellos no esperaban
ni el ambiente ni el coraje de los once”.
En su primer año de juvenil, Siles
tuvo el premio de jugar de central en la línea de tres centrales. No fue el más
joven, porque Jaime, cadete de segundo año, gozó de ese hito. Para él, quedan “momentos de alegría y
trabajo bien hecho que después de una temporada nefasta hizo que no se
terminara tan mal. El San Blas no esperaba que consiguiéramos nada por todo lo
ocurrido durante el año pero esa tarde disfrutaron y se fueron contentos a
casa. Personalmente, el partido sólo me trae recuerdo bonitos que al pasar los
años nunca olvidas”. Esa comunión entre equipo y afición, que a veces tanto se
echa en falta, resurgió para combatir la superioridad azulilla. Siles se
sincera entre risas: ”Yo creo que fue casi el único partido que terminamos
alegres y sin que nos metieran una goleada. Todo el mundo saltando, la
directiva dentro del vestuario mojándonos, cantando…Fue espectacular”.
Sergi, juvenil aunque de tercer año,
también fue de la partida. En su retina ha quedado marcado como, “pese a los
malos resultados, muchos aficionados se animaron a subir a animar durante el
partido, y a ver a un equipo histórico en nuestro San Blas. Creo que fue una de
las mejores tardes en cuanto a motivación desde la grada. Y obviamente ese
apoyo hizo que el déficit en cuanto a ambos equipos se equiparase”. Jugó los noventa minutos y es el que
más frescas tienes las sensaciones de aquella cita. “Del partido recuerdo el
homenaje a Carles por su difunto padre, y por supuesto también la cantidad de
linarenses desplazados hasta nuestro pueblo. El Linares salió con prácticamente
todo su arsenal. Al principio intentamos tener las líneas muy juntas y salir a
la contra. Gracias a mucho esfuerzo físico, prácticamente en la primera que
tuvimos Manu la enchufó. Justo antes del descanso, Fran Carles nos empató. En la
segunda parte, realizamos un increíble derroche físico y defensivo, nos
volvimos a poner por delante en una contra de Manu y Juan Rus, pero se volcaron
arriba y muy al final en un rechace de nuestro portero nos empataron”.
Al igual que Pollo, Sergy resalta como
“los jugadores del Linares flipaban por lo que estábamos dejándonos en el
campo...Entre ellos lo comentaban...y luego los cánticos en el vestuario ‘ale
Villanueva ale ale’…Creo que pese al descenso y el mal año, aquella tarde del San
Blas dio las fuerzas y el empujón para continuar al año siguiente en regional”.
Uno de los que más se emociona es el
último en contarnos su experiencia, Manu Rivas. El joven delantero, juvenil de
tercer año en aquel momento, fue la revelación. Con su clase y su olfato,
aportó goles en una campaña más que complicada. Aquel día fue capitán y
goleador. “En el calentamiento me ocurrió una anécdota. Yo era el capitán…por
capricho de Juani. Estaba muy nervioso y le dije a Angua que menuda
responsabilidad tenía llevando el brazalete ante el Linares y encontrarme
enfrente a Chico. No me lo creía. Angua, en plan de cachondeo, me dijo: “Si no
te sientes preparado hablamos con Juani”. Mi respuesta fue que eso era como un
sueño y que lo íbamos a partir”. La verdad es que parte de ese sueño dibujado
en la cabeza de Manu Rivas se trazó a la perfección en la realidad. El
delantero, al cuarto de hora, puso el 1 – 0 con un gol marca de la casa. De
disparo cruzado, imposible para Troncho. “Cuando metí ese gol medio tempranero
y de aquella forma…estalló el campo…recuerdo que me arrodillé con los brazos abiertos
pensando…esto no puede ser…la afición estaba muy ilusionada con obrar el
milagro y ese tanto nos dio alas”.
Unas alas que mantuvieron el vuelo villanovense durante los 90 minutos. Se
rozó el doblegar al líder, pero el empuje del Linares Deportivo y un gol de
pillo de Ángel lo impidieron. Sin embargo, poco importó. El empate se celebró
como una victoria y la huella que dejó en los villanovenses fue profunda.
Buques insignias del actual Linares Deportivo, ya en Segunda B, como Chico,
Fran Carles o Corpas (Javi Quesada no jugó), también pisaron el césped del San
Blas en ese empate. El segundo de Simarro por entonces, Torres, heredó el cargo tras lo acontecido en Villanueva y ha sido el capitán del barco azulillo hasta su actual estatus en la categoría de bronce. Ellos también son supervivientes de los ecos de un 20 de febrero que aún resuenan en la vieja tribuna del San Blas. Una grada que añora tiempos mejores y que recibirá con sus mejores galas el regreso a Villanueva del Arzobispo de un grande, que un día dobló la rodilla en su estadio.