Jesús Sánchez Tudela. -
En la previa del CD Villanueva – CD Vilches que se disputa esta tarde (18:15 horas) publicada por los compañeros de JaénenJuego, Fernando Carriquí y Tigre coincidían en señalar que se trataba de un partido que “todos quieren jugar”. Sin duda, que se enfrenten el primer y segundo clasificado, empatados a 60 puntos, a falta de solo 5 jornadas para el final de liga es un contexto cuanto menos excitante.
Sin embargo, un encuentro como éste, que ha causado revuelo en redes sociales y ha removido el sentimiento fan de buena parte de la afición villanovense, me ha hecho reflexionar sobre el concepto “el partido que todos quieren jugar”. Si me pongo en la piel del Tudela jugador, que lo fui hasta hace poco y uno siempre guarda el deseo de seguir siéndolo, el macuto ya llevaría preparado varios días. Sentir en primera persona ese cosquilleo en el estómago antes del saltar al campo, esos nervios que se van disipando conforme avanza el calentamiento, esa sensación única cuando justo en los momentos previos al pitido inicial miras a un lado y a otro y ves el San Blas repleto de familiares, de amigos, de paisanos…es algo que hay que vivir.
Y más, como decía en el arranque, si se trata de un choque de campanillas, con un notable porcentaje de las posibilidades de ascenso a División de Honor en liza. Para el CD Villanueva, llegar hasta este punto no ha sido un trayecto fácil. Estar a cinco finales de poder volver a estar en una categoría autonómica por primera vez en más de 30 años son palabras mayores. Para ello, numerosas directivas, cuerpos técnicos y plantillas han batallado a lo largo de los últimos lustros. Por mi edad, he podido conocer de primera mano esa disyuntiva desde 2005, cuando el fútbol resurgió en Villanueva por enésima vez. Y echando la vista atrás, me asaltan recuerdos de grandes y pequeñas hazañas del fútbol modesto protagonizadas por un club y un pueblo en el que siempre se ha respirado un ambiente futbolero.
Mientras rebobino, vuelvo a pensar en “el partido que todos quieren jugar”. Se me viene a la mente el sacrificio y dedicación de tantos y tantos jugadores en estas temporadas por jugar un partido así. Jugadores que, en su día, dieron todo por esta camiseta. Pienso en gente de la casa como Pollo, Chochi, Siles, Sergy, Angua, Valle, Seba López, Moha, Manu Rivas, Vidal, Romero, Avilés o Juanfra, por citar más de una docena con los que he compartido multitud de esos duelos. Pienso en la mayoría de los que acogimos en ese vestuario como Montes, Pery, Mario, Chico, Moñes, Toni, Rubén Martínez, Alejandro, Juampe o Tallada, entre muchos otros. En futbolistas en los que te fijabas siempre en categorías inferiores, como Campos, Mario CP, Gotes, Luisma, Soriano, Felipe, Josi, Martos, Buyo, Cherto, Caribe o Rubio, en una lista que sería casi interminable. Pienso en algunos algo más veteranos como Trompi, Eusebio, Andrés Torres, Emilio, Gulik, Chico o Damián.
Todos ellos y todos los que sin querer me he podido dejar en el tintero, estoy seguro que si les preguntásemos, querrían jugar un partido como el que hoy va a poder disputar esta excepcional plantilla. 90 minutos para disfrutar. 90 minutos para sufrir. 90 minutos para demostrar. 90 minutos para recordar y ser recordados. 90 minutos para acercarse a la gloria. 90 minutos para que este grupo unido que se ha forjado dé un pasito más para entrar con MAYÚSCULAS en la historia del CD Villanueva. 90 minutos, en definitiva, que todos quieren (querríamos) jugar.